Cuando
llegamos a la clase de Dibujo, entramos con la mentalidad de “yo no puedo
dibujar”, “Yo no sé dibujar, pero no quiero llevar deportes”, “Hago personas de
palitos y círculos”; pero nunca nos ponemos a pensar en la pregunta ¿Realmente
no puedo dibujar?
Cuando
empezamos a sostener un lápiz en los primeros años de nuestra vida, comenzamos
a garabatear líneas sin sentidos en las hojas de papel, paredes, mesas, la
almohada de mi cama, el piso, las puerta, los recibos y papeles importantes de
papá, donde quiera que nos encontremos con un lápiz; buscamos el primer soporte
para poder utilizarlo.
Cuando
somos pequeños tomamos el lápiz y plasmamos el mundo que nos rodea de la forma
en la que nosotros lo entendemos, aun cuando para los demás son solo “líneas
sin sentido”. Pongamos el ejemplo siguiente; cuando somos muy pequeños y nos
dicen “dibuja un gato”, hacemos lo siguiente:
Los adultos
no saben lo que es, pero nosotros si estamos seguro que eso es un gato.
Cuando vamos entrando al sistema educativo, comenzamos hacer ese gato de otro modo y comienza a verse así:
Ok… Hoy si
ya empieza a tener forma de algo… al menos es una masa.
Luego, con
el tiempo, comienzan las maestras a decirnos: “El gato se hace con dos círculos,
unas puntitas de oreja, le pones bigotes así… etc.” Y termina de esta forma:
Si… el gato
hecho del ocho.
Cuando
llegas a primaria y comienzas a ver los libros de textos, con gatos tan
parecidos a los que hay en tu casa o tiene la vecina, comienzas a tener esa
sensación de que tus gatos de círculos son muy sosos y comienzas a tratar de
darle una “forma más real” al gato en cuestión.
O comienzas a imitar las caricaturas de gatos que miras en la tv.
O comienzas a imitar las caricaturas de gatos que miras en la tv.
Pero llega
un momento de tu infancia donde suceden dos cosas: o dibujas un gato muy
parecido al real (muestra) o continúas haciendo lo que lograste perfeccionar.
Propiamente,
nuestro pensamiento se encasilla en tratar de imitar a la perfección la
realidad que nos rodea, porque todos nos imponen el “Así debe ser”. Pero…
alguien alguna vez te dijo “Tu letra es muy fea” o “Hace mejor esa letra” y no
por ello dejaste de escribir, o ¿Sí?
Lo mismo debería
de suceder con el dibujo, en el momento que alguien nos dice “Eso no se parece
a…”, no deberías de rendirnos. El dibujo es parte de las artes y como la RAE
nos dice, arte es… “1. m.
o f. Capacidad, habilidad para
hacer algo”. Por ende, todos deberían de poder
hacerlo, porque lo haces desde que estas pequeño. Si quieres dibujar como Da
Vinci, necesitaras de mucho tiempo de hacer lo mismo para poder llegar a ese
nivel, es igual con la escritura, hiciste mucha caligrafía en primaria para
lograr escribir, talvez no tan bonita letra, pero es tu letra. Lo mismo es con
el dibujo, es tu estilo, el cual puede llegar a ser algo único.
Así que cuando llegues a la clase de dibujo, llega con el
pensamiento de “No dibujo como Da Vinci, pero si puedo dibujar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario